Editorial

Males menos malos.


La Universidad Católica de Ávila (UCAV) es una institución creada en el año 1996 y en la que, actualmente, cursan sus estudios superiores cerca de 3.000 alumnos, ya sea de manera presencial o a distancia. Además, da empleo a más de 200 personas de forma directa y a alrededor de 400 indirectamente. Esta institución está asentada en un edificio propiedad del Ayuntamiento de Ávila, por el que no paga ningún alquiler.
Se han formulado muchas críticas sobre la cesión gratuita que el Ayuntamiento de Ávila ha hecho del edificio en el que está asentada la UCAV, una entidad privada y católica. Mucha gente defiende que, si el edificio es público y está en usufructo de una entidad privada, entonces, ésta debería pagar al dueño del edificio, es decir, el Ayuntamiento abulense, una renta. ¿No es ese edificio de todos? ¿No debería la universidad pagar algún tipo de alquiler por la ocupación del mismo? Desde nuestro punto de vista no.
Ávila es una capital de provincia que no llega a los sesenta mil habitantes, y que tiene muchas cosas: historia, zonas verdes, catedral, iglesias, pinchos e incluso murallas; pero carece de incentivos para atar a su población joven. La fuga de estudiantes ha sido históricamente imparable, cientos de jóvenes abandonaban la ciudad cada año, para irse a estudiar a Salamanca, Madrid o Valladolid. Con la creación del campus de la Universidad de Salamanca en Ávila, esto se frenó un poco, y por fin existía una opción para la juventud abulense que no pasaba necesariamente por cambiar de ciudad. Sin embargo, ¿era suficiente? ¿Es suficiente una oferta de tres ingenierías, una especialidad en educación y la diplomatura en enfermería para los abulenses que quieren estudiar? No.
La creación de la UCAV ha sido un fuerte estímulo para incitar a los jóvenes de la ciudad a quedarse; pero no solo eso, sino que también facilita que acudan a Ávila muchos otros estudiantes de diferentes puntos de España, Europa e incluso, gracias a los convenios que tiene la universidad, Latinoamérica. ¿Es motivo suficiente como para obtener emplazamiento gratuito? Probablemente sí, ya que la cesión del edificio a la universidad, no solo posibilita que una nueva alternativa para la juventud surja en la ciudad, sino que, además, es la universidad la que se ha encargado de restaurar, comunicar y mantener el edificio que, de otra manera, habría estado en desuso, tal y como estuvo los dieciséis años previos a la creación de la UCAV.
La Universidad Católica de Ávila ha ayudado a situar la ciudad, que parecía olvidada, en un mapa,  sirviendo de escaparate y promoviendo el desarrollo de la misma. ¿No es el uso de un edificio abandonado un precio irrisorio ante tanta recompensa? La verdad es que no siempre debería valer la crítica por la crítica, y aunque siempre hay que diferenciar bien lo privado de lo público, hay recompensas no perceptibles a primera vista que perfectamente pueden valer un edificio, como puede ser facilitarle el futuro a miles de jóvenes en su propia ciudad.

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